barranca pilares 34
Mis once años fueron madera y piedras,
calor atravesado por dos líneas, una barranca más allá de la vía, minas de arena, una presa, pocos vecinos y caballos.
En las cuevas acechaba el derrumbe, el placer y el miedo caminaban por galerías de oscuridad y silencio.
En la ciudad perdida se oían los radios y en la presa se bañaban los niños.
La caminata y los perros
me sacaban del jardín y los cuartos,
en el solar de al lado
un árbol me esperaba
con el milagro de un amigo.
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