INOCENCIA
Al sol se esponjan y cacarean, se olvidan de su idiotez, de su destino; se animalizan, se camuflan con los otros animales: los verdaderos. En las ciudades, para que no se suiciden las sacan a tornar el sol atadas de una pata, inválidas grotescas cada coche que pasa las asusta, la pata acaba por flotar independiente, y los niños, siempre crueles, en juegos las imitan. Al atardecer, entre patadas, las meten en cajas, y en los cuartos de vecindades hacen que duermen. En su rencor se meten a los sueños, despiertan pesadillas al cerebro, donde hunden una y otra vez sus picos resentidos. Y en las mañanas, inocentes, se esponjan y cacarean; gatos y lagartijas les sirven para camuflarse.
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